domingo, 3 de mayo de 2009

A MI NIETA CONSTANZA



Hoy mi corazón canta de alegría,
pues volverá a iluminar mis días
una hermosa y resplandeciente estrella,
que hará mi vida más bella.

Mi pequeña y dulce Constanza,
tu candor mis entrañas alcanza,
esperando ansiosa de tu risa el chasquido,
mis mañanas tienen otro sentido.

El canto de las aves semejan tus balbuceos,
de los pájaros en sus nidos los gorgeos.
Desde que los oigo perfuman mi despertar,
y con sus melodiosas notas me invitan a cantar.

Cuando miro extasiada tus ojitos de aceituna,
me siento la dueña de una gran fortuna,
una ternura inmensa me embriaga como el vino,
y agradezco a Dios el hacerte parte de mi destino.

Con tu tierno cuerpecito en mi regazo,
siento haber ganado del cielo un pedazo,
y cuando tu cabecita en mi hombro se queda,
es como el roce suave y sutil de la seda.

Con la magia de tu sonrisa
me has traído rumores de la brisa,
todo el esplendor de la naturaleza,
en fin, del mundo, toda la belleza.

Tu sueño insira tal paz en mi alma,
como si sus blancas alas en calma,
abatiera un ángel en tu cálida almohada,
para arrullar dulcemente tu velada.
Mi pequeña y dulce Constanza,
mi rayo de luz y esperanza,
continuación de mi amor y existencia,
me has hecho ver de mi vida su trascendencia.

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